Las consecuencias del consumo irresponsable pueden ser muy positivas para la industria y la economía local, y a la vez pésimas para el medio ambiente y para la salud de los seres humanos. Algunas de ellas pueden ser:
Crea demanda donde no la había, o incentiva la demanda de un producto determinado por encima de otros, especialmente aquellos de bajo precio y baja calidad. Esto contribuye a la mala distribución de la riqueza, pues usualmente son las clases medias y bajas las que consumen de manera continua bienes baratos producidos en masa, invirtiendo su dinero en objetos que no duran nada y que brindan poco beneficio.
Producción continua y excesiva de basura, ya que los residuos de los productos, especialmente los de vida breve, se acumulan en el medio ambiente y pueden tardar miles de años en descomponerse. Esto, a su vez, causa estragos en el delicado balance biótico del planeta.
El consumo masivo de productos industrializados de baja calidad, especialmente los alimenticios, trae consigo consecuencias en la salud individual, familiar y regional, causando enfermedades como la obesidad y la diabetes.
La preferencia masiva de ciertos productos por encima de otros, especialmente los de un solo uso por encima de los más duraderos, conducen al desbalance económico y comercial entre países y regiones enteras, empujando los ciclos del capitalismo hacia crisis más frecuentes y agudas.
Fuente: https://concepto.de/consumismo/#ixzz83A1raxI9